martes, 14 de agosto de 2012


Claves para una buena digestión

Porque estamos nerviosos. Porque nos apuramos. Porque incorporamos mucho más de lo que necesitamos. Y porque después nos duele la panza y nos sentimos “mal”. Aunque parezca un lugar común, vale recordar que comer va más allá del simple acto de meter comida en el cuerpo. Como punto de partida, forma parte del sistema básico de supervivencia de cualquier individuo. El hecho es que, ya sea por falta de tiempo o desconocimiento, no siempre le dedicamos a esta acción la atención que merece. Y esto trae consecuencias: un estudio reciente de la Organización Mundial de Gastroenterología indica que seis de cada diez argentinos padecen trastornos digestivos.
La “evidencia” aparece apenas unos minutos después de las comidas, cuando nuestro aparato digestivo se manifiesta a través de la hinchazón, las molestias, el dolor de panza: hablamos de la mala digestión o dispepsia. Más allá del malestar estomacal, relacionado con las inflamaciones que producen los alimentos fermentados en el tracto digestivo -que luego pasan a la sangre a través de las moléculas mal digeridas-, cuando el proceso es lento existe el riesgo de que se produzca una mala absorción de los nutrientes esenciales, lo que puede derivar en problemas aún mayores.
Es cierto, comer bien lleva un poco más de tiempo y atención. Además de la selección de los alimentos a ingerir, se trata de cuidar la digestión. Los que padezcan dificultades frecuentes, deberían evitar las combinaciones de carbohidratos y alimentos ácidos, arroz o huevos con queso, legumbres con carne y frutos secos con leche, ya que complican la acción de las enzimas salivales y el proceso se vuelve todavía más lento. Conviene optar por raciones más pequeñas (con colaciones durante el día), en lugar de hacer períodos largos de ayuno alternados con ingestas copiosas, especialmente al final del día. Y ya que hablamos de la noche, siempre recordar que necesitamos al menos dos horas para hacer una buena digestión y recién después podemos acostarnos a dormir.
El momento de la comida debe ser agradable. Por unos minutos deje de lado el trabajo, las responsabilidades y las complicaciones. No atienda el teléfono y evite las discusiones o peleas innecesarias. Deje tiempo entre bocado y bocado, y mastique con cuidado. Si resulta imposible hacerlo, coma lo justo y necesario y evite llenarse de alimentos que después no va a poder digerir.
Las gaseosas, el tabaco y las bebidas alcohólicas no se llevan bien con los problemas digestivos. En estos casos, se recomienda también incorporar el líquido antes y después de las comidas, y no durante las mismas, ya que diluyen las secreciones del sistema digestivo. Y hay quienes sugieren empezar por la fruta para evitar la hinchazón que produce la fermentación de sus azúcares. Para el final, nada mejor que una infusión digestiva, que puede ser de boldo, menta, hinojo, manzanilla o pasionaria.

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